SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO: El atrapasueños perfecto

Por: Tania Pardo


Adaptación del dramaturgo Darío Facal y su compañía Metatarso en la programación del 25 aniversario del FIOT de Carballo en su Pazo da Cultura

 

La obra más cómica de William Shakespeare es llevada a escena sin perder un ápice de la esencia original del autor inglés. Fresca, dinámica, divertida; con una escenografía que sin necesidad de ser ostentosa se resuelve de manera sobresaliente en una ambientación romántica y soñadora, donde destaca la innovación de unas gafas 3D para poder apreciar los magníficos telones que se van sucediendo, y que junto con el panel informativo electrónico, hace que el público no se pierda ningún detalle de la representación.

 

En Sueño de una noche de verano confluyen tres historias que terminan entremezclándose entre sí en un “bosque encantado” donde habitan las hadas y la fantasía, destacando un excelente, gamberro y chistoso Puk interpretado por Emilio Gavira, culpable de un gran enredo a raíz de utilizar su magia y pócimas tanto para embrujar los sentimientos amorosos de los personajes como para transformar a uno de ellos en burro. Nos encontramos con la trama de los dioses Hipólita y Teseo (Carmen Conesa y Alejandro Siguenza);  la de los enamorados Hermia y Lisandro (Olivia Delcán y Antonio Lafuente), en la que Demetrio (Mario Alonso) comienza como pretendiente de Hermia y termina locamente enamorado de Helena (Elsa González); y la de unos ciudadanos atenienses que pretenden representar una escena de 'Píramo y Tisbe' en la boda de Teseo e Hipólita.

 

Cabe destacar el gran trabajo de un elenco extraordinario en el que todos los actores se desdoblan en más de un personaje, excepto David ordinas, que da vida a Nicolás Trasero e interviene en las distintas tramas de la obra, convirtiéndose, en mi opinión, en el hilo de unión entre ellas y en el personaje con más fuerza. La interpretación de Ordinas es brillante, con un carisma y una seguridad encima del escenario a la que ya nos tiene acostumbrados: representa a un Nicolás Trasero guaperas, fanfarrón, gracioso, sin ningún sentido del ridículo que nos regala momentazos, destacables entre ellos, cuando es transformado en burro y vive esa intensa noche de enamoramiento y ensoñación con la fantasiosa Titania, y en la representación final en el enlace de Hipólita y Teseo, donde es encargado de dar vida a Píramo, consiguiendo arrancar las risas y los aplausos de los espectadores. Es en esta misma escena donde el actor Mario Alonso nos regala su mejor momento en la obra con su Francisco Flautas..... el grupo de ciudadanos atenienses logra y con grandeza las situaciones más divertidas, se desdoblan para ello Vicente León con un impresionante Pedro Quince, Antonio la Fuente en Ramón Hambrón y las actrices Alejandra Onieva y Elsa González como león Eva Nista y muro Tomás Morros, respectivamente.

 

A veces, los sueños se hacen realidad... y en otras ocasiones, la realidad supera a los sueños... pero de lo que sí estoy segura es de que durante 90 minutos la obra de Darío Facal y todo su elenco ha sido el ATRAPASUEÑOS PERFECTO.

Fotos: Tania Pardo

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