Por: Tania Pardo
Estreno del espectáculo en el 62 Festival de Teatro Clásico de Mérida
La Décima Musa, bajo mi punto de vista, comienza siendo un homenaje a una de las mejores artistas del género musical de todos los tiempos: Paloma San Basilio. La obra engancha desde el primer instante a un público intrigado por averiguar quién será la décima musa que se esconde bajo la interpretación de la cantante, y termina, finalmente, no sólo descubriendo a la musa, sino maravillado y asombrado con los dioses que la acompañan, interpretados por dos pesos pesados del arte español: David Ordinas e Ignasi Vidal. Dos “desconocidos” muy conocidos por todos los que amamos el teatro musical, ambos actores, cantantes, compositores y dramaturgos dotados de un talento extraordinario.
El Teatro Romano de Mérida es el envoltorio perfecto para este espectáculo. Tuve la suerte de poder acceder por la puerta lateral donde la magia comienza en el mismo momento que atraviesas la entrada y te encuentras una larga alfombra verde que desemboca en un túnel de piedra con luces tenues que te lleva directo a la zona de la orchestra y escenario desde donde la perspectiva del teatro, lleno de historia y belleza, es impresionante. Es justo en ese momento cuando comienzas a sentirte en otra época sin ser consciente todavía de que ese sentimiento se irá acrecentando a medida que va desarrollándose la función.
El día del estreno, a tan sólo 5 minutos del comienzo, estábamos impacientes por descubrir qué se hallaba bajo la obra escrita por Guillerm-Jordi Graells y dirigida por Josep María Mestres. La obertura comienza con una magnífica interpretación musical por parte de la orquesta que se mantiene durante toda la representación, bajo la dirección del argentino Juan Esteban Cuacci. La combinación de melodías y acordes de piano, teclados, violín, violoncello, trompeta, flauta, saxo, trombón y percusión acompañando a las voces protagonistas nos regalan momentos únicos en los que La Décima Musa alcanza su divinidad. Ordinas y Vidal se convierten en el hilo conductor del espectáculo donde alternan la narrativa con la interpretación de diferentes personajes en 5 historias mitológicas trenzadas con grandes canciones de musicales y dosis de humor: Apolo y Baco (hijos del dios Júpiter) son interrumpidos por una musa misteriosa que aparece con la intención de cambiar esa idea original clásica reivindicando la igualdad de género ante los dioses y así se desarrollan las sucesivas historias donde Paloma San Basilio se mete en la piel de las musas Galatea, Helena, Europa, Antígona y Fedra; Ignasi Vidal interpreta a los dioses Baco, Pigmalión, Júpiter y Teseo; y David Ordinas a Apolo, Paris, Creonte e Hipólito.
Tragicomedia excelente en cada uno de sus distintos registros, con una gran carga interpretativa y texto de exquisita narrativa que los protagonistas logran representar con autenticidad. En mi opinión, estamos hablando de tres voces que se encuentran entre las mejores de nuestro país con una calidad, un color y una técnica excepcional. Paloma San Basilio brilla en cada número musical, interpretando canciones de obras que incluso ha protagonizado anteriormente, como 'My Fair Lady' y 'El hombre de la Mancha', consiguiendo con el tema "Un sueño imposible" llegar a lo más profundo de mi ser. Respecto a los dioses, es recordarlos y sentir de nuevo erizada mi piel. Con un enorme Ignasi Vidal, en el papel del dios Pigmalión nos conmueve sentado sobre un pequeño taburete desplegando su arte en "A su mirar me acostumbré" del musical `'My Fair Lady' y minutos más tarde vuelve a desbordar su esencia en "Si no puedo amarla" de la 'Bella y la Bestia' donde el dios Júpiter, que interpreta en ese momento, logra uno de los números más sobresalientes del espectáculo. Soy amante del talento de Ignasi hace muchos años y cuando pensaba que este artista no podía sorprenderme más decide atarse un turbante a la cabeza acompañado de un abanico en sus manos y exponer su lado cómico demostrando que a este catalán no hay nada que se le resista.
En lo que refiere a David Ordinas, creo que el hecho de que interprete a Apolo, siendo éste además del dios de las musas también el dios de la música, no es casualidad, simplemente es la definición perfecta para el actor: "dios de la música". Todos los que admiramos su carrera somos conocedores de su vis cómica con ese punto canalla que tanto nos gusta, registro en el que se desenvuelve como pez en el agua y lo demuestra con su interpretación del mitológico Paris, donde para poder conquistar a Helena se las ingenia haciéndose pasar primero por un simpatiquísimo pastor y luego por un esclavo que se atreve a bailar ballet clásico. Sin dudas, esta segunda historia, es de las cinco donde el humor es más relevante, con un dominio de la escena por parte de Ordinas con eminente soltura y desparpajo. Su voz es otro punto fuerte en la obra, sublime con el tema "Hoy es el día" del musical 'Jekyll & Hyde' en el papel del dios Creonte, consiguiendo emocionar a todo el teatro. Y para dejar constancia de su excepcional calidad, vuelve a ponernos los pelos de punta con la canción "Sentirme Vivo" (Being Alive) de 'Company' bajo el personaje del dios Hipólito, con una actuación soberbia. No me cabe duda de que llegaremos a verlo también en algún papel importante de cine o televisión, ya que deja patente que tiene todas las cualidades y aptitudes para ello.
Los tríos que interpretan los protagonistas logran una complicidad enorme, como lo demuestran con "Hagámoslo" (Let's Do It) del musical 'High Society' y "Todo lo que tu haces yo puede hacerlo" (Anything You Can Do) de 'Annie Get Your Gun', una de las actuaciones más divertidas. Y a estas alturas os preguntaréis ¿quién es esa musa misteriosa?... Os dejo con la intriga para que podáis descubrirlo en esa gira donde podréis disfrutar de historias mitológicas y maravillosos temas de musicales.
Sólo nos queda esperar a que salgan las fechas de La Dècima Musa y deciros que NOS VEMOS EN LOS TEATROS.
Vídeo: Tania Pardo
Fotos: "La Décima Musa" (portada)
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