Por: Mercedes García
Viernes frío y lluvioso de febrero. Tarde-noche de teatro con amigos para asistir a la representación de “Ojalá te Hubiera Conocido Vivo”.
Desde el momento en que se cruza la puerta del edificio y se accede a lo que fue una antigua portería del barrio madrileño de La Latina, uno se da cuenta de que la experiencia que está a punto de vivir durante algo más de una hora, es diferente en todos los sentidos. Por el espacio escénico que permite una comunicación cercana entre actores y espectadores, por la originalidad del montaje en la que el espectador es también personaje, y porque se trata de una historia que invita a la reflexión.
La autora y directora, Sandra Marchena, con amplia experiencia como actriz de teatro y televisión (La Señora, Amar en tiempos revueltos, Acacias 38), monologuista (Paramount Comedy, El Club de la Comedia) y guionista (Anda, que no te quiero, Descansa de lo tuyo, bonita) nos presenta un texto muy dinámico que, a través de situaciones divertidas y surrealistas, aborda cómo sería el tránsito de la vida terrenal a la vida eterna.
La elección de los actores y actrices que dan vida a los tres personajes principales, no es casual. Los cuatro tienen experiencia en producciones (microteatro, teatro de calle, café-teatro o monólogos) en las que el contacto con el público es cercano y los cuatro, con una vis cómica muy inteligente, consiguen que el espectador al mismo tiempo que se ríe, se formule interrogantes que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué nos encontraremos en la otra vida? ¿De qué forma podrían afectar las experiencias vividas a nuestra “estancia” en el cielo?
David Ordinas (La Bella y la Bestia, Los Miserables, Venidos a Menos, Poker de Voces) y Juán Dávila (Improclan, Paramount Comedy, El Club de los Increíbles) se alternan para dar vida al protagonista masculino, que no tiene recuerdos muy claros sobre el momento y la forma en que encontró la muerte. En esta “sala de espera” del cielo, se enamora de una joven actriz a la que la muerte la sorprendió en el sofá y en pijama, viendo la televisión y comiendo palomitas. Es quizás este personaje, interpretado por Mercedes Lur (Un juguete para Margarita, El teatro pueblo a pueblo, La novia de nuestro hijo no es nuestra hija) el que aporta más dosis de ternura y humanidad a esta historia en la que, Carmen Mayordomo (Casting-La película, Yo amé a Edgar Allan Poe, No me quieras tanto), se pone en la piel de una histriónica Isabel la Católica que ejerce de “maestra de ceremonias” y, con la “experiencia” de los siglos que lleva en la otra dimensión, dirige a los finados guiándoles en las distintas etapas del “tránsito” en las que se encontrarán con un “ángel” (David Ordinas/Juán Dávila) que les hará replantearse su historia terrenal.
¿El desenlace? Hay que vivir en directo “Ojalá te hubiera conocido vivo” para que cada cual saque sus propias conclusiones disfrutando del talento de los actores y de un texto lleno de matices con el que la autora y directora ha buscado no dejar indiferente a nadie.
Foto: cartel de "Ojalá te Hubiera Conocido Vivo"
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